Eneko Vadillo
Como siempre, el maestro director de orquesta, percusionista y compositor Yuri Chuguyev, nos aporta un sorprendente fresco sonoro. Una obra que resumen las principales características de este autor de tan original lenguaje: eclecticismo, vitalidad y comunicatividad. Se respira el profundo aroma de multiculturalidad que impregna a Málaga, y resuenan en perfecto equilibrio sonoridades impresionistas, grandes tuttis orquestales, delicados momentos de cámara de sutil refinamiento, así como un atractivo rítmico único, todo ello servido en una interpretación bajo la dirección del maestro llena de fuerza, firmeza, delicadeza y detallismo. La obra ha sido grabada en Bratislava en los estudios de la Radio Nacional Eslovaca y refleja la influencia que su tierra de origen, su tierra de adopción y la creatividad de Gaudí han tenido sobre la vida y obra el músico y director ruso.
Representa un ejemplo de la fusión de estilos que ha dado lugar a la fuente de inspiración y resultados de las extraordinarias creaciones de los compositores españoles Manuel de Falla y Joaquín Turina. EL uso de ritmos clásicos del folklore malagueño, pero en un contexto rítmico y textural contrario a la naturaleza del ritmo (hemiolias, sincopas, falsos acentos) aportan una frescura y visión renovada de lo que hasta ahora podíamos considerar "tradición" malagueña y del folklore andaluz solo en la mente de un malagueño de origen ruso o un ruso adoptado malagueño sería posible semejante mezcolanza
Plaza de la merced comienza en un clima rapsódico y lírico, expresivo recogiendo el encanto de la malagueña plaza. El bullicio y trasiego de personas se tiñe del encanto de tan bella plaza Malagueña. Los giros andaluces son transmutados en giros melódicos armonizados de manera postimpresionista. El siempre juego de contestaciones entre secciones tan típicos de maestro con ecos al bolero de Ravel....Solos de fagot trompeta oboe introducen un tema de carácter andaluz intercalado por variaciones del mismo con el poder del metal, creando una imagen de lo que la bella plaza malagueña es: una mezcla entre bullicio e intimismo.
Le sigue un bellísimo tema para oboe y cuerdas, a modo de copla, que pudiera haber escrito un Debussy o Ravel, aquí dentro de un clima dominado por el sutil repique de castañuelas. La pieza evoluciona hasta situaciones incluso épicas con armonizaciones en paralelismo tríadico otorgándole a la pieza en sus secciones intermedias un carácter poderoso.
Gracia y esperanza, de una clara inspiración u homenaje a la semana santa malagueña, comienza con el repique de los tambores destemplados inmediatamente siendo acompañado por frases que oscilan entre lo fanfarrico en trompetas y lo lirico en maderas y cuerdas. tras una introducción, se establece el tema principal, la imagen que se percibe es clara. una trasmutación de la semana santa, con sonoridades ricas, melodías no clásicas pero que conectan directamente con el oyente y nos hacen sentir una semana santa distinta a la conocida, una trasmutación. Sorprendente es el giro que adquiere en medio la pieza, festivo solemne y amenazante al mismo tiempo. para volver al clima casi sagrado con el que comenzaba la pieza
Flores de Málaga actúa de gran interludio lírico impregnando de poesía todo el fresco sonoro. Málaga huele a jazmín y azahar. Los naranjos y jazmines adornan cada puerta de cada casas o jardín. las armonías que se desprenden, delicadas, embriagantes y dulces son recogidas en el sensual y delicado solo de flauta con el que introduce esta pieza. Tras un episodio de carácter rápido, un bellísimo solo de violín seguido de otro aún más delicado y exquisito de clarinete se apoderan de la pieza con un fondo etéreo y refinado en trémolos de cuerda. Un músico que embriaga y seduce como lo hacen los colores y aromas de Málaga.
La malagueta y el perchel introducen ritmos y sincopas que eluden catalogar esta música como representación o transcripción de música tradicional (que no lo es) música original inspirada del maestro ruso que deja emanar los rasgos típicos de una música que ya es también suya, la malagueña y andaluza.
El maestro ruso evita la tentación de hacer una descripción lírica y tranquila, reflexiva, del mar que baña la costa malagueña, el mar de Alborán. Al contrario, nos regala un mar lleno de brío, emoción y vida. El mar que acogió en sus faldas a los primeros tartesios, Cartaginenses, Romanos y demás culturas que han bañado la ciudad de Málaga. Crisol de culturas que acoge recibe y transforma a quien se acerca a sus encantos. Lo mismo se desprende de esta obra, el más bello homenaje musical que se podría dar a la ciudad de Málaga.
Eneko Vadillo Pérez
Catedrático de Composición, Análisis y Orquestación
del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid